La cremallera

"No vine a arrodillarme, vine a conquistar"

sábado, 29 de octubre de 2011

El hombre moderno.

            Soy un hombre moderno, un hombre del milenio. Digital y libre de humo. Un heterogéneo multicultural deconstruccionista posmoderno, políticamente, anatómicamente y ecológicamente incorrecto.
            He sido cargado y descargado, subido en el ordenador y después bajado. Sé las ventajas de las rebajas, sé las desventajas de las mejoras. Soy un delincuente de alta tecnología. Un multitarea de costa a costa a la vanguardia del último modelo, y te puedo dar un gigabyte en un nanosegundo.
            Soy la nueva ola pero soy de la vieja escuela, y mi niño interior está en alguna salida de socorro. Soy un sangre fría amoroso puesto en marcha que busca calor, con activación por voz y biodegradable.
            Interactúo desde una base de datos, y mi base de datos está en el ciberespacio. Así que soy interactivo, soy hiperactivo y, de vez en cuando, soy radioactivo. Estoy en situaciones difíciles, ventajosas, en la cima del mundo, evitando el desastre, excediendo los límites. Soy preciso, involucrado, concentrado en el guión y dejé las drogas. No tengo necesidad de cocaína y metanfetamina. No tengo urgencia por pasarme de la raya y purgarme. Estoy en el momento, en el límite, encima de las nubes, pero debajo del radar.
            Un misionero balístico de medio alcance, de alto concepto y bajo perfil. Una astuta y callejera bomba inteligente. Un ladrón extraordinario. Uso corbatas que dan autoridad, digo mentiras poderosas, duermo siestas en horas de trabajo y doy vueltas olímpicas. Soy completamente un genio en desarrollo con gran alcance proactivo. Un furioso adicto al trabajo, un trabajador adicto a la furia fuera de rehabilitación y que nada acepta.
            Tengo un entrenador personal, un asesor de compras, un asistente personal y una agenda personal. No me puedes callar, no me puedes torear, porque soy incansable e inalámbrico. Soy un macho dominante que usa antivirus beta. No soy creyente y logro más de lo esperado, tranquilo y relajado, pero a la moda. Directo, humilde, egocéntrico y nada refinado. Genial, duradero, de alta definición, rápida instalación, listo para el microondas y apto para disparar. Soy un lunático impulsivo, libre y sin compromiso, prematuramente postraumático y tengo un hijo ilegítimo que me envía mails de odio.
            Pero siento, doy cariño, curo, comparto. Un criador solidario primordial con vínculos afectivos. Mi producción es lenta, pero mis ingresos son altos. Realizo una venta corta con bonos a largo plazo, y mi fuente de ingresos tiene su propio flujo en caja. Leo los correos no deseados, como comida chatarra, compro acciones de alto riesgo y veo telebasura. Soy especial en un género, intensivo en capital, fácil de usar e intolerante a la lactosa. Me gusta el sexo duro, me gusta el amor fuerte. Uso palabrotas en mis escritos y el software de mi disco duro es explícito, nada de porno suave. Compré un microondas en un mini-negocio. Compré un superordenador en un mega store. Como comida rápida en el carril lento. No pago peajes, soy del tamaño de un bocado, listo para mirar al norte y soy reproducible por tu mp3 en todos los formatos. Totalmente equipado, autorizado de fábrica, examinado en el hospital, clínicamente probado, milagro médico científicamente formulado. He sido prelavado, precocinado, precalentado, preseleccionado, preaprobado, preempaquetado, pasado de fecha, doblemente envuelto, envasado al vacío y tengo una capacidad ilimitada de banda ancha.
            Soy un tipo duro, pero soy lo máximo. En forma y agresivo. Con seguro, amartillado, áspero y difícil de intimidar. Lo llevo todo del modo más suave, sigo la corriente, me deslizo al caminar, viajo con la brisa. Conduciendo y moviéndome, navegando y girando, bailando y disfrutando, lamentando y ganando. No duermo poco, así que no sufro, piso el acelerador a fondo y mantengo los neumáticos siempre en la carretera. Me divierto a gusto, y la hora del almuerzo es la hora de la verdad. Me mantengo firme, no hay duda sobre eso, aguanto tenazmente y entonces… Cambio… Y al carajo.

jueves, 20 de octubre de 2011

El espejo.

Conozco la sonrisa brillante de las mañanas.
Las tardes melladas,
las desdentadas noches.

Sé del aullar de gigantes en lumbres de aspas de molino.
Sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas.
Sé del néctar de las bocas,
y de su aliento en la nuca.

Sé de las palabras inútiles como volutas de humo,
y de camas desechas como lienzos desflorados.
Sé de los bordes cortantes del canto herido.
Sé de su demencial cordura.

Conozco los rincones absurdos de las copas vacías.
El valor de las noches en vela,
la redención de los colores.

Sé de los tiempos muertos y las líneas rectas.
Sé del silencio de las sirenas frente a la tabula rasa.
Sé del espacio que hay entre los dedos,
y de buscar la eterna candela en estelas celestes.

Sé del dibujito de mis aciertos.
Sé de tener claro y oscuro.
Sé del perro andaluz que siempre soñó con ser pura sangre.
Sé de sus ladridos en silencios llanos.

Conozco las uñas gastadas en las esperas.
Los hemisferios,
la empuñadura de las espadas de madera.

Sé de las ilusiones de las pestañas caídas.
Sé de la soledad del cigarrillo de antes.
Sé de la luz de la primera hora,
y de los dulces filtros del rocío.

Sé de cojines cansados de sus plumas y del guiñar de los semáforos.
Sé de los hijos perfectos que se van por el desagüe.
Sé de los paralelos que llegan a juntarse.
Sé de sus cuentas atrasadas.

Conozco las lluvias que arruinan las prisas.
Los callejones sin salida,
los ahogados en seco.

Sé del brillo amargo de las planicies y las navajas.
Sé de las mentes pensantes y de los tontos ilustrados.
Sé del fuego lento,
y de las faltas de estilo.

Sé de cortinas al vuelo en habitaciones ventiladas.
Sé de los platos sucios apilados como torres de Babel.
Sé de la tierra que piso esclava,
de la espuma de más.

Desconozco, sin embargo,
ese rostro familiar que me mira, a cada instante,
desde el espejo.